miércoles, 29 de octubre de 2008

Dos de las reinas están hechas unas chavalas


Pongámonos en situación: Sábado 25 de octubre, diez de la noche. Cinco amigos/as y yo en la puerta del Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, con las entradas compradas desde abril aproximadamente. Los seis con la tirita puesta antes de recibir el golpe. Acudíamos resignados, sabiendo que solo podíamos salir de allí con la mayor de las decepciones.
Por supuesto, por la ley esta de la inversa proporcionalidad, resulta que nos lo pasamos genial y el concierto se desarrolló casi todo el rato en modo "apoteosis".
Sí, se nos puede acusar de habernos pasado de listos, pero es que todo estaba en contra objetivamente:
1. Freddy Mercury es insustituible. No hay más que hablar.
2. Paul Rodgers echa bastante para atrás. Con la típica cara así, como reconstruída, con las cejas pintadas y la barba estilo parada. Vale, nos sabíamos "Allright now", pero teníamos miedo de que encadenara cuatro o cinco canciones suyas y que nos cortara el rollo definitivamente.
3. John Deacon no está, y eso, sumado a que Julián Ruiz llama a Roger Taylor "el pesetero" te hacía pensar que lo que te iban a vender igual tú no lo querías comprar.
4. Lo peor de todo: Acaban de sacar un disco titulado Queen + Paul Rodgers: The Cosmos Rocks. Esto hacía temer también que el concierto se convirtiese en una mezcla de canciones nuevas (que nadie conocía) + canciones de Paul Rodgers (que nosotros tampoco conocíamos).
Bueno, como ya he dicho al principio, el concierto resultó ser mucho más de lo que parecía. Brian May nos recordó las cosas que sabe hacer con sus manitas, un penique y su guitarra hecha con madera de chimenea, y tuvo el detalle de no cantar "Two much love will kill you" (gracias, Brian). Su único error fue pensar que porque somos españoles nos haría ilusión que cantase "Las palabras de amor" (ains). Roger Taylor también estuvo a la altura. Hizo unas cosas originalísimas con un bajo, sus baquetas y una batería deconstruída (como Adriá), y se cantó "A Kind of magic" y "I'm in love with my car". El tío.
Por último querría avisar de que la tienda de la esquina donde venden los bocadillos enfrente del Palacio de los Deportes está cerrada y que ahora hay que ir a comprarlos (gracias, Inma) un poco más lejos, cuestan más caros y son mucho más pequeños.

martes, 21 de octubre de 2008

Home llegó a casa

Bueno, pues los que llevan entrando en este blog desde el principio recordarán que en aquellos primeros "posts" me quejaba entre risas de que las ilustraciones de "El Niño Molecular" que de común acuerdo con la editorial habíamos decidido que combinarían el blanco y negro con el color AZUL, de forma inexplicable acabaron siendo publicadas en blanco y negro... y NARANJA. Todo el mundo trató de que no me enfadara demasiado, que no quedaban mal en naranja, que patatín, que patatán, bien, vale. Ya pasó.

Recuerdo que por entonces recibí un comentario que me hizo especial ilusión, por venir de un experimentado ilustrador (Jose Luis Agreda). Me decía (palabras textuales): "Jajaja! Es que siempre siempre pasa algo. Es inútil esperar que todo salga normal (no ya bien)".

Pues debe ser eso. En el blog de Home tenéis detalles de todo esto, pero vamos, a grandes rasgos, que nos ha llegado el tan esperado primer tomo de Home y que nada, que se les ha olvidado incluir algunos textos en algunas páginas. Minucias, vamos. Con la de letras que tiene, habrán pensado que no importarían unas cuantas menos.
Bueno, esa ha sido la parte mala, que hubiera sido excesivo que lo publicaran normal, supongo. En la otra mano, tengo que decir que el resto es... ¡¡¡tan bonito...!!!

Por encima de todo: Los colores son exactos a los que veíamos en nuestras pantallas sin calibrar, que eso sí que me parece casi un milagro. Solo por eso deberíamos perdonar que de las 18 frases de una de las páginas apenas hayan quedado 3 (e inconexas), o que el protagonista se quede mirando a una pantalla de ordenador en la que ¡¡¡no aparece nada en absoluto!!! y aún así nosotros le dedicamos un primerísimo primer plano a esa pantalla vacía.

Ay, parece que me sube otra vez la bilirrubina esa mala de enfadarse. Me voy a ir retirando a dormir un rato.

"Cierra los ojos", envuelvamelo para regalo.

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